Caminábamos del brazo por el centro de Madrid, nuestros pasos nos llevaron hasta el Lago de la Casa de Campo en un paseo que queríamos hacer interminable, el sol se reflejaba a lo lejos en la fachada del Palacio de Oriente y contemplábamos el paisaje como si fuera la primera vez, fascinados por su color, envueltos en una orla especial estábamos los dos. Abrazados, muy abrazados como si necesitáramos estar más juntos que nunca, ser uno en dos y no separarnos jamás. Sentíamos la imperiosa necesidad de besarnos y nuestros labios se encontraban suavemente, nuestras miradas lo decían todo, seguíamos amándonos como el primer día, no, más aún, con un amor más profundo, sincero y leal. Te amo nos dijimos los dos a la vez y entonces entraron ellos, abrí los ojos al oir la cerradura y los números de Conde me levantaron del camastro y.......
Querido diario, perdona que haya empezado así pero la emoción aún me puede



!Ay diario! esta vez mi tono no puede ser como el de siempre, todavía tiemblo





Querido diario, perro ladrador poco mordedor dicen, pero Conde es de lo peor, el ladra y muerde a la menor ocasión










!Ay diario! Si yo me salvé a mi holmes como aun Cristo le dejaron pero aqui en el sillón, entre




Querido diario, perdona que te deje ya, gracias por escuchar...mañana quizá más
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